La Unidad

El concepto de Unidad es talvez uno de los más difíciles de comprender, habida cuenta de que no es la porción más pequeña, sino justamente la totalidad de todo lo que es y de todo lo que existe. Una totalidad que se desenvuelve simultáneamente en diferentes niveles de grandeza. Desde lo infinitesimal del átomo a lo inconmensurable de los niveles galácticos. La Unidad en si misma está más allá del universo manifestado. Antecede a la propia Creación. La creación es todo lo que es y existe. La Unidad es el Absoluto que contiene la Promesa de Ser. La Unidad es la fuerza invisible omnipresente que mantiene cohesionada a la propia Creación. Independientemente del nivel de grandeza que consideremos, la Unidad manifestada tiene siempre la misma estructura bipolar:

• Un Sol central.

• Materia cósmica que gravita a su alrededor.

Los distintos niveles de grandeza coexisten dentro de la estructura de la Unidad múltiple, respondiendo a un orden jerárquico. Desde el nivel galáctico hasta lo infinitesimal del átomo. Tenemos; la Galaxia, el Sistema Solar, el Planeta, el micro cosmos del hombre. El centro gravitatorio de la Galaxia es el sol Sirio, de nuestro Sistema Solar es el Sol de Ors, de nuestro Planeta es el Sol Agarti y del Ser humano es el átomo Nous. Ese es el orden jerárquico... cuando el Sol Sirio produce un impulso, toda la cadena solar lo reproduce simultáneamente. No hay desplazamiento energético. Hay una única vibración que se produce simultáneamente en los soles de cada nivel de grandeza. Lo que sustenta la vida universal es el principio de sístole y diástole. Esa es la respiración del cielo. Diástole es el Gran Aliento que, proyectándose hacia lo profundo de la nada, hace fecundo el vacío... y lo que era inexistente comienza a ser. Sístole es el llamado del Padre Eterno, para volver nuevamente a su seno. Todo en el universo se sustenta por este movimiento pendular. Esta dinámica pendular es en sí misma la propia Creación. Tenemos, por lo tanto, dos duraciones:

El Pralaya, que es la gran noche cósmica. El estado potencial, donde reposa la promesa de ser. La Unidad en si misma. Dios. El Amor.

El Mahavantara, que es la duración del Gran Aliento. El gran día cósmico. El universo manifestado. La obra de Dios. El centro emisor es la boca del Gran Padre. Es el polo positivo, mientras que, el espacio fecundado por el Gran Aliento es la Gran Madre Cósmica o polo negativo. Así el Verbo y su Eco conforman un eje de interacción dialéctica, que une el Espíritu a la materia. Que une la promesa de Ser a nuestra propia biología. Por lo tanto, podemos sintetizar lo siguiente:

• La Unidad es la promesa de SER. Es el estado potencial de la Creación. Es la fuerza germinal, que desde lo profundo de lo invisible impulsa el crecimiento de todo lo que ES y todo lo que existe.

• La Unidad es DIOS como creador y sustentador de lo creado. • La unidad es invisible, omnipresente, omnipotente y omnisciente.

• La Unidad manifestada es bipolar. Se expresa a través de opuestos complementarios.

• Sobre la interacción de los opuestos operan los misterios del AMOR.

• Cuando los misterios del Amor unen en vibrante armonía dos opuestos complementarios, brilla en todo su esplendor la Unidad del Dios y, lo que era apenas una promesa, viene a SER. • Así se manifiesta la Creación. Así opera el poder germinal de la VIDA. Sin dudas, el universo creado es una Unidad indisoluble que sólo se disolverá cuando concluya el actual Mahavantara... y eso será dentro de mucho, pero mucho tiempo. Mientras tanto, todo lo que es y todo lo que existe es sustentado por la fuerza de la Unidad, absolutamente invisible pero omnipresente desde el átomo hasta lo inconmensurable de las galaxias. No nos cansaremos de repetir que la fuerza de la Unidad es la propia sustancia del Amor, que une en vibrante armonía los opuestos complementarios... y esta dinámica le da consistencia al universo creado.





ROLANDO GRIGLIO

Astrólogo Kármico